El engaño, la distracción, la simulación han sido una más de las armas que, a lo largo de la historia, han sido empleadas por los líderes militares para conseguir sus objetivos o una ventaja de cara al resto de la campaña que estaba en curso o a punto de iniciarse.
Los amantes de la historia militar, e incluso muchos otros que simplemente tengan inquietudes por aumentar sus conocimientos en todas las materias, son conocedores de alguno de estos engaños. Obviamente, la cercanía cronológica hace que las más conocidas sean las acontecidas durante las dos grandes conflagraciones mundiales.
Dos de las más famosas podrían ser los barcos Q británicos, buques mercantes usados como señuelo, tripulados por hombres de la marina y equipados con armamento oculto y que se emplearon para combatir a los submarinos alemanes durante la Primera Guerra Mundial, o el “Ejército Fantasma”, creado por los aliados durante la Segunda Guerra Mundial con el fin de engañar a los alemanes sobre el punto en el que se realizaría el tan esperado desembarco contra la “Fortaleza Atlántica” de Hitler.
El avance hacia Viena
Pero es posible que la mayoría no conozca una de las estratagemas más famosas de la época napoleónica que tuvo lugar en noviembre de 1805, durante la campaña que enfrentó a Napoleón contra la Tercera Coalición.
Tras la capitulación del general Mack en Ulm, y con ello la destrucción de la segunda fuerza austriaca en importancia, los franceses se lanzaron en persecución de las pocas tropas austriacas que consiguieron evitar el cerco y tras los rusos que, bajo la dirección de Kutúzov, habían dado media vuelta en dirección a Moravia tras haber tenido conocimiento de lo acontecido.
El 9 de noviembre Kutúzov había cruzado al norte del Danubio por Krems, destruyendo el puente tras de sí. Tras esta acción evasiva Murat, al mando del Cuerpo de Reserva de Caballería, se desentiende de la persecución del escurridizo ruso y se dirige hacia Viena atraído por la atractiva presa. Seguido por el mariscal Jean Lannes, comandante del V Cuerpo, llegaron el día 13 al pueblo de Spitz, al oeste de Viena, muy próximo a la capital y cercano al lugar por el que Kutúzov había atravesado el gran río.

La toma del puente
Al llegar a la localidad descubrieron que el Puente Tabor había sido cubierto con explosivos y que se encontraba custodiado por tropas procedentes de la guarnición de Viena. En lugar de atacar, y arriesgarse a que el puente fuera destruido, ambos mariscales optaron por tomar el camino de la astucia.
Vestidos en sus uniformes de gala se dirigieron alegremente hasta el puente bajo bandera de tregua. Un pequeño grupo de granaderos los seguía de cerca. Al encontrarse con un oficial le mintieron afirmando que se había firmado un armisticio entre Francia y Austria por el cual el cruce pasaba a ser propiedad francesa. Los austriacos estaban desconcertados. Un ingeniero estaba listo para encender los explosivos, pero Lannes lo detuvo e incluso le reprendió por casi romper los términos del supuesto alto al fuego.
Al cabo de unos minutos llegó un general austriaco quien les permitió cruzar el puente sin disparar un solo tiro. Para cuando se dieron cuenta de lo que había pasado los granaderos franceses ya estaban del otro lado consiguiendo así capturar el puente principal sobre el Danubio amenazando la retaguardia rusa.
Los franceses entran en Viena, ocupando la ciudad sin oposición y capturando una cantidad ingente de armamento, municiones y abastecimientos, lo que le costará al general austriaco Auersperg, responsable de la defensa de la ciudad, ser condenado a muerte, sentencia que sería conmutada por el emperador Francisco.
Pero este no será el único engaño que se produjo durante la campaña.

El embaucador embaucado
La noche del 13 al 14 de noviembre el ejército ruso, como respuesta a estos acontecimientos, parte de Krems. En su marcha se arriesgan a un ataque por el flanco derecho y para evitarlo Bagration recibe la orden de dirigirse a marchas forzadas a ocupar Hollabrün para permitir el paso del resto del ejército.
Napoleón ordena que se reanude la persecución haciendo cruzar al norte del río a todo el ejército bajo su mando directo, excepto el VIII de Mortier que quedará en Viena como guarnición.
La vanguardia de Murat consigue entablar contacto con el cuerpo ruso de Bagration en Schöngraben el día 15. Pero en lugar de aprestarse para el combate los rusos ofrecen al mariscal francés un armisticio. Kutúzov envió a varios edecanes como sus representantes para discutir los términos, mientras ordena al resto de sus fuerzas que continúen en dirección a Znaim, pasando por detrás de la cortina de las fuerzas de Bagration.
Murat envió los detalles del armisticio a Napoleón para que los verifique y apruebe, pero la respuesta del furioso emperador consiste en una categórica y tajante orden de ataque inmediato.
Los rusos habían devuelto a Murat el engaño.
6 Comments
Raul Jimenez
Que bueno, lo primero si lo había leído, lo ultimo no.
el primer edecán
Raúl, ¡me alegro de que te haya gustado!
Quetzal
Si a mí me ha pasado lo mismo toda una sorpresa este artículo. Seguro nos deleitaras con nuevas artimañas en breve.
Jorge Terán T.
Gracias por este contenido es muy interesante para mí, algún día conoceré el lugar donde estuvo el puente Tabor, gracias de nuevo.
el primer edecán
¡Envíanos fotos cuando vayas! 🙂
Juan Carlos
Un placer. Esperemos poder daros más información curiosa.